miércoles, 15 de junio de 2022

Iceland, June 14th 2022

Esta mañana nos hemos levantado sobre las 7 y hemos salido a las 8:05 al curso. Las calles estaban mojadas y llovía un poquito al salir, pero con nuestras bicicletas se iba de maravilla por las calles de Reikiavik. Una pequeña cuestecita y lo demás es todo llano. 

Hoy, en el curso, han dividido a los maestros: los de primaria por un lado y  los de Secundaria por otro.

Antes de empezar el curso, nos sentamos en medio de  la sala y jugamos a las cartas  con un maestro italiano que se llama Luca y con el que nos llevamos muy bien. Es un maestro muy alegre y simpático. En realidad, todos los maestros del curso son gente muy amable, de la que aprendemos siempre algo. Compartimos experiencias, cada uno cuenta cómo son las clases en su país y eso nos ayuda a mejorar. 

Kristin, nuestra profesora, nos preparó varios circuitos que mezclaban tanto actividades físicas como actividades intelectuales de matemáticas y lenguaje, que servían para practicar el cálculo y también para ejercicios de gramática y de desarrollo de la escritura. 



Terminada esta actividad, vino la otra profesora, que se llama Sarah y es inglesa e hizo con nosotros unas prácticas de mindfulness, para aprender a calmar la clase, cuando llega del recreo o cuando está muy agitada por alguna razón. Hacíamos como si oliéramos flores y apagáramos velas y todos estábamos con los ojos cerrados, muy tranquilos, haciendo respiraciones y escuchando música relajante. También realizamos un ejercicio que consistía en recorrer los dedos poco a poco con la otra mano. El que más nos gustó a Raúl y a mí fue otro ejercicio que consistía en seguir primero con la vista y luego con los dedos, dibujando en el aire una serie de secuencias geométricas que nos mostraban en un papel. 


Terminado este ejercicio de mindfulness, salimos al patio a seguir aprendiendo jugando. Nos dividieron en grupos y tuvimos que ir respondiendo a preguntas que nos hacían sobre pequeños textos relacionados con la cultura islandesa. Textos que hablaban de los icebergs, de las auroras boreales, de las ballenas y de los volcanes.
 

Después, ya nos fuimos a comer. En la comida nos reímos mucho, porque nos enteramos de que al día siguiente había una comida donde todos los países llevaban algo típico de su país y nosotros no habíamos llevado nada, porque no habíamos tenido sitio en la maleta. Entonces, decidimos aportar el kilo de cacahuetes que nos había regalado el chico polaco. ¿Os acordáis? Buscamos en internet y resulta que Extremadura es uno de los principales productores de cacahuetes en España y que vende a toda Europa. 

A las 15:00hs habíamos quedado con un guía que se llamaba Stephen y que nos iba a enseñar la ciudad de Reikiavik. 

Nos dio cita en una piscina de la ciudad y nos contó que las piscinas en Islandia son importantísimas, un lugar de reunión al que va la gente antes de ir a trabajar, después de ir a trabajar, los fines de semana con la familia, etc. No importa que llueva, que nieve, que haga muchísimo frío. Las piscinas son abiertas, pero el agua está muy muy caliente. Nos asomamos y vimos que había mucha gente en bañador, metida en el agua,  charlando o nadando. 

Nuestro guía hablaba muy bien español, con acento mexicano, porque había viajado a México cuando iba a la universidad. Aquí la gente viaja muchísimo, siente la necesidad de salir de la isla, sobre todo en  invierno, en los que no se ve la luz del sol durante 3 meses.


Recorrimos de nuevo las calles de Reikiavik, esta vez con el grupo y escuchando las explicaciones de Stephen. No obstante, Raúl y yo ya conocíamos todos los lugares que él nos enseñó. 

El Parlamento es un lugar que invita al descanso.


Mirad esta casa. ¿Sabéis quién vive ahí? La primera ministra de Islandia. No hay policía en la puerta, no hay vallas. En este país hay mucha seguridad. Nosotros solo hemos visto a dos policías. Bueno, en realidad no sabemos si es el mismo que se mueve por muchos sitios. 



Una vez terminada la visita turística, los italianos y los españoles nos fuimos a tomar un café y un chocolate caliente a un bar del centro de Reykjavik. Estuvimos amenizando a los clientes del bar con canciones típicas españolas e italianas. No tuvimos tiempo ni de tomar una foto. Uno de los italianos pasó la gorra, pero nadie nos dio nada. Tan bien  no debimos cantar...

De vuelta a casa, pasamos por un colegio. Como dato curioso os tenemos que decir que aquí los colegios no tienen vallas y nunca se cierran los patios, así que se puede ir a jugar a las pistas a cualquier hora del día. 


Una vez en casa,  cenamos unos arenques que teníamos en la nevera, un poco de salmón y... ¡A dormir!

¿Os acordáis de cómo se dice adiós en islandés?

BLESS! (Se pronuncia "Blas")





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BLESS BLESS!

  Caritas de cansancio, pero alma y corazón llenos de emoción.... WE WILL COME BACK, ICELAND!!!!